Conocé la historia que transformó la relación entre el vino y el consumidor y cómo la EAS se convirtió en pionera en la formación de sommeliers en nuestro país.
En los años 90, España vivía una paradoja: era uno de los países vitivinícolas más importantes del mundo, pero carecía de un puente entre el productor y el consumidor. Fue entonces cuando Agustí Torelló i Sibill, enólogo y profesor, junto con un grupo de colegas visionarios y el apoyo de la Escuela Superior de Hostelería de Barcelona, impulsó el primer curso oficial de formación de sommeliers. Así nacía una figura clave para acercar la viña, el territorio y el producto al comensal.
Una década después, el desafío llegó a la Argentina. Georges Sabaté, referente del sector en Francia, vio la misma necesidad en nuestro país y conectó a Torelló con Marina Beltrame, quien se convertiría en la primera sommelier argentina y la directora fundadora de la Escuela Argentina de Sommeliers (EAS). Bajo su liderazgo, y replicando el modelo español, se consolidó la primera camada de sommeliers argentinos.
Hoy, tras 25 años de trabajo sostenido, la EAS se distingue por su rigor académico, prestigio internacional y pasión por el vino. Su trayectoria no solo la posiciona como un centro de formación de excelencia, sino también como uno de los grandes embajadores de la gastronomía argentina en el mundo.
El legado continúa: cada promoción de sommeliers representa un nuevo brindis por la cultura del vino y por quienes eligen hacer de esta pasión una carrera.
Explorá más artículos en nuestro blog y descubrí cómo la EAS sigue escribiendo la historia de la sommellerie en Argentina y el mundo.